martes, 27 de enero de 2015

Vanidades

Las personas tambien se marchitan,
cuando su oración cesa. (1 Tesalonicenses 5:17)
Se marchitan cuando comienzan a
ver los Errores de las demás personas,
se secan cuando la perniciosidad se
acumula de tal manera que pierden la
esperanza, pierden la fe; se secan cuando
ponen la mirada en las vanidades del mundo,
se secan, cuando olvidan las maravillas que Él Eterno ofrece.
Se secan como la flor del campo, porque se aferran a creer que pueden poner su fe en hombres he idolatrar cuanto bien-material poseen; cuanta persona dice tener vanaglorias encima, sin discernir lo que en su interior esta.
Lobos rapaces que son como vientos de muertes, seguidores de Cristo que desviaron su mirada, por vientos de falsa doctrina que inculcaban que las hermosuras y grandezas del Soberano se lograban obtener con facilidad, que no había que pagar un precioso para pertenecer al reino, "Cristianos" que pensaban que seguir a Cristo era fácil (Mateo 5:10-12) Bienaventurados los que no se marchitan, los que continúan y guardan su testimonio, bendecidos aquellos que no dejan que nada ni nadie detenga su oración, que su raciocinio medita en la palabra día y noche, benditos aquellos que con cordura hablan del Eterno y que sin importar la afrenta que reciban mantienen su Fe; Bienaventurados los que no ponen su mirada  en las vanidades de éste mundo, los que sin importar nada florecen cada amanecer y son como arboles plantados junto a corrientes de agua que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera. (Salmos 1:3)
-Leydi Rodríguez

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